

A pesar de que muchas empresas han vuelto a la presencialidad total después de la pandemia, los estudios más recientes revelan una clara preferencia por parte de los trabajadores: la modalidad híbrida. Esta tendencia se ha convertido en un factor clave a la hora de tomar decisiones de carrera, e incluso se valora más que el salario para algunos profesionales.
Según una encuesta de Randstad, la presencialidad se ha impuesto en casi todas las empresas, pero sus empleados no están del todo a gusto. Por otro lado, un informe de WeWork y la consultora Michael Page en Argentina, Chile y Uruguay destaca que el 78% de los encuestados optaría por un modelo de trabajo mixto. La flexibilidad laboral ya no es una opción, sino una demanda innegociable.
Los trabajadores señalan que el modelo híbrido les permite gestionar mejor sus horarios, lo que se traduce en un mayor equilibrio entre la vida laboral y personal. Además, aseguran sentirse más productivos y comprometidos bajo este esquema. Este cambio de paradigma presenta un desafío para las empresas, que deben reinventar sus espacios y modelos operativos para retener a sus equipos y satisfacer las nuevas expectativas del talento. La clave para el futuro del trabajo parece estar en encontrar un balance entre la colaboración presencial y los beneficios del trabajo remoto.