

Tras la decisión de YPF de desprenderse de sus últimos campos de petróleo convencional en la provincia, Mendoza toma la iniciativa del tablero energético con una decisión: quienes se hagan cargo deberá cumplir con reglas de juego claras o el gobierno buscará nuevos operadores que satisfagan las pretensiones en materia de inversiones y control ambiental.
En el marco de una nueva ronda del Proyecto Andes, que ya tiene en manos del Banco Santander la comercialización de 16 áreas en distintas regiones del país, la petrolera nacional apuntala su estrategia de desinversión en yacimientos maduros para concentrarse en los desarrollos no convencionales de Vaca Muerta, especialmente en su “lengua mendocina” al sur de Malargüe y en la refinería de Luján de Cuyo, activos considerados estratégicos para el futuro de la empresa.
La liquidación de activos convencionales en Mendoza incluye seis áreas distribuidas en los clústeres Chachahuen y Malargüe, históricamente productivas. En Chachahuen, se encuentran Puesto Hernández, Chachahuen Sur, Cerro Morado Este y Chihuido de la Sierra Negra. En el bloque de Malargüe, aparecen Valle del Río Grande y Cerro Fortunoso. Además, se suma el clúster MZA No Operado, compartido con La Pampa y actualmente bajo operación de Pluspetrol, que abarca CNQ-7 Gobernador Ayala y CNQ-7A Jagüel Casa de Piedra.
La ministra de Energía y Ambiente, Jimena Latorre, confirmó que YPF informó formalmente su decisión a la provincia. No obstante, anticipó que no cualquier empresa podrá hacerse cargo de los bloques.
“Desde un principio hemos sido muy transparentes con YPF. No hay ninguna posibilidad de que un oferente que no cumpla con los requisitos mínimos e indispensables –sobre todo inversión y nivel de actividad en los campos– entre a esas áreas”, sostuvo Latorre.
Además, la funcionaria advirtió que el Ejecutivo mendocino analiza caso por caso y no descarta retener algunas áreas para licitar directamente desde la provincia, si se comprueba que tienen potencial de producción y rentabilidad para el Estado.
“Estamos en una etapa de evaluación. Quizás algunas áreas no se aprueben como cesión de YPF y podamos licitarlas desde Mendoza. Esa decisión aún no está tomada”, explicó la ministra.
La decisión de YPF no es aislada. Forma parte del Plan 4×4, que busca reorientar capitales hacia proyectos de alta productividad como Vaca Muerta. Según la propia empresa, se proyecta que para 2030 este reordenamiento genere exportaciones por 30.000 millones de dólares.
No obstante, el retiro progresivo de la operadora estatal de sus campos tradicionales en Mendoza plantea desafíos para la economía local, sobre todo, en departamentos petroleros como Malargüe y San Rafael, donde estas actividades aún representan un componente importante del empleo, la infraestructura y el movimiento económico.
La Provincia, mientras tanto, define su postura con firmeza: garantizar continuidad operativa, mayor inversión y crecimiento productivo con nuevos actores o, eventualmente, asumir un rol más activo en el destino de los recursos energéticos mendocinos.