viernes 27 de junio de 2025 - Edición Nº319

Opinión | 27 jun 2025

Más allá del discurso

Se habla de salud mental, pero todavía no alcanza

09:47 |Aunque el tema está más presente que nunca, falta transformar la conversación en conciencia real y acciones concretas.


En los últimos años, la salud mental dejó de ser un tema tabú para convertirse en parte del debate público. Se habla en redes, en los medios e incluso en la política. Pero… ¿cuánto de todo eso se traduce en conciencia real? ¿Cuánto de lo que decimos se transforma en acciones concretas?

 

Porque hablar, hablamos. Pero mientras tanto, los consultorios siguen llenos, los tiempos de espera en el sistema público son eternos, y pedir ayuda sigue siendo, para muchos, un privilegio.

 

En Mendoza, la situación no es distinta. Desde la pandemia, los casos de ansiedad y depresión se multiplicaron, y los consultorios siguen colapsados. En 2024, el sistema público provincial registró 791 intentos de suicidio. Y eso es solo lo que se pudo contar. Pero hay algo que también tenemos que decir fuerte: la salud mental no es solamente hablar de suicidios. Es también la angustia diaria, el insomnio que no afloja, el nudo en la panza antes de salir, la sensación de no dar más. No hay que llegar al extremo para que algo duela. Y no hay que esperar una tragedia para empezar a cuidar.

 

Lo cierto es que hay una contradicción. Como sociedad, decimos que la salud mental importa. Pero no existe la educación emocional en las escuelas, tampoco campañas sostenidas que hablen de prevención, ni un plan serio para garantizar el acceso a tratamientos. Y mientras tanto, cada vez más personas se sienten perdidos, sobrepasados, tristes o rotos por dentro, sin saber a quién acudir.

 

A veces la salud mental aparece en la agenda solo cuando hay una tragedia. Solo cuando ya es tarde. Solo cuando se rompe algo. Pero prevenir no es esperar a que alguien toque fondo. Prevenir es estar antes. Es acompañar, escuchar, estar disponibles. Es enseñar desde chicos a ponerle nombre a lo que sentimos. Es dejar de romantizar la productividad sin pausa, el estar siempre bien, el “ponerle garra” como única receta para todo.

 

Hablamos de salud mental, sí. Pero no alcanza con postear frases lindas cada 10 de octubre (Día Mundial de la Salud Mental). No alcanza con visibilizar si no hay voluntad de transformar. Hay que pasar del discurso a la acción. Y para eso necesitamos políticas públicas, acceso real a la atención, y una mirada colectiva que entienda que esto nos atraviesa a todos. Nadie está exento.

 

Ojalá podamos dejar de llegar tarde. Ojalá algún día cuidar la salud mental sea tan común y tan prioritario como hacerse un chequeo médico o vacunarse. Porque no hay salud completa si no incluimos también lo que pasa en la cabeza, en el corazón y en el alma.

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