Una organización delictiva fuertemente armada, compuesta por –al menos- diez sujetos que operan con armas de fuego, chalecos antibalas, uniforme policial y vehículos de apoyo, es investigada por más de siete asaltos violentos cometidos bajo el mismo modus operandi en distintos puntos del Gran Mendoza.

 

Según confirmaron fuentes policiales, los sospechosos son los mismos que habrían perpetrado estos dos últimos hechos de inseguridad: uno el martes en una vivienda de Maipú con dos hermanos gitanos como víctimas y otro el pasado 22 de mayo en un barrio de Guaymallén, de donde sustrajeron un vehículo que fue luego utilizado por la gavilla para las actividades delictivas.

 

Ambos casos exhibieron coincidencias clave: irrupción en grupo, uso de armas largas, robo de millones de pesos y fuga en vehículos. El caso está en manos de la División de Robos y Hurtos de Investigaciones y también en el Ministerio Público, que ya trabaja sobre un posible entramado más amplio, con planificación previa, reparto de roles y logística coordinada entre los integrantes de la banda.

Las víctimas describieron que los botines sustraídos incluyeron armas de colección, oro, dinero efectivo y vehículos, lo que despertó también interrogantes sobre posibles conexiones con economías ilegales.

 

Uno de los hechos que vincula a la organización y que no había trascendido ocurrió el jueves 22 de mayo a las 6.30, cuando seis sujetos armados interceptaron a un joven mientras salía de su casa en el barrio Santa María, en Guaymallén. El ataque fue directo: abrieron el portón, lo encañonaron y se alzaron con un televisor, una computadora, 11.000.000 de pesos en efectivo y un Volkswagen Bora gris, con el que escaparon.

 

Justamente, ese vehículo se transformó en uno de los datos más importantes del caso, debido a que sería el mismo que fue detectado este martes por la tarde, cuando la banda atacó en un domicilio de calle Serpa 6700 de Maipú, un sector donde las cámaras de seguridad son escasas.

Justamente, cinco días después del golpe en Guaymallén, el martes por la tarde a las 17.30, la organización volvió a actuar con aún más violencia.

 

Esta vez irrumpieron en una vivienda donde residen dos hermanos y varios familiares. Por la declaración de las víctimas, fueron diez los atacantes, todos con armas largas, chalecos antibalas y guantes, y simulando pertenecer a la Policía Federal.

 

Redujeron a los jóvenes, de 20 y 28 años y robaron una camioneta Volkswagen Amarok dorada, un kilo de oro, 5.000.000 de pesos, 80 mil dólares que serían para la compra de una casa y tres armas de fuego: un fusil Mauser 7.65, un fusil Remington calibre .43 y una pistola Ruger 9mm. Además, se llevaron 600 municiones que sirvieron para abastecer el armamento de la organización.

La fuga se concretó a bordo del mismo Volkswagen Bora gris robado cinco días antes, junto a un Fiat Cronos blanco.

 

Horas después, se recibió un llamado al 911 desde el barrio Virgen de la Merced (Guaymallén), donde testigos reportaron que tres sujetos descendieron del Bora gris y huyeron por un descampado.

 

Luego, un hombre se presentó en el lugar y retiró el vehículo. En el rastrillaje, la policía halló un portaplaca de chaleco antibalas, lo que reforzó la hipótesis de una banda con recursos similares a los de una fuerza de seguridad.

La investigación avanzó en las últimas horas con el análisis de cámaras de seguridad, seguimiento de los vehículos utilizados y un entrecruzamiento de llamados al 911, ya que hay al menos otros cinco hechos de características similares bajo estudio en las últimas semanas, también ocurridos en los citados departamentos.

 

Uno de los datos más sólido que tienen los pesquisas era por ahora que el Bora gris aparece vinculado a varios robos millonarios, y que los autores conocen bien los movimientos y la vulnerabilidad de sus víctimas, ya que realizarían trabajos de seguimiento e inteligencia previa siempre luego de la obtención de algún tipo de dato.