Las reservas brutas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) se desplomaron en más de 6.500 millones de dólares desde el 7 de enero, impulsadas por la creciente incertidumbre sobre la sostenibilidad del esquema cambiario.
En los últimos días, esta tendencia se profundizó con el desarme de posiciones de “carry trade “, una estrategia financiera que había generado flujos de inversión en pesos.
La apreciación del tipo de cambio en un contexto de cepo cambiario y el bajo nivel de reservas ha provocado un aumento del déficit en la balanza de servicios en los últimos meses.
Además, este fenómeno también incentivó un incremento en las importaciones , impulsado tanto por la revalorización del peso como por el proceso de desregulación y apertura comercial promovido por el Gobierno.
Estos factores explican el creciente déficit de cuenta corriente del BCRA , un escenario característico de los períodos de atraso cambio. A ello se suman los pagos de deuda y un mayor uso de divisas para intervenir en la cotización de los dólares financieros.
Precisamente, este último punto es uno de los más cuestionados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) , que no solo objeta la intervención directa en el mercado sino también el esquema “blend “, que obliga a los exportadores a liquidar el 20% de sus ventas en el Contado con Liquidación (CCL).
En las últimas ocho jornadas, el BCRA vendió 1.361 millones de dólares para sostener su estrategia de devaluación controlada, conocida como “tablita cambiaria”. La salida de fondos estuvo impulsada, en gran parte, por el desarme de posiciones de “carry trade” y la incertidumbre en torno a una posible exigencia del FMI de ajustar el tipo de cambio como condición para avanzar en un nuevo acuerdo por la deuda.
Desde enero, el Banco Central ya perdió 6.658 millones de dólares en reservas. Un informe de la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia señaló que el ritmo de ventas en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) se ubica por encima del promedio de enero-noviembre de 2023 y es similar al registrado en diciembre, antes de la última devaluación.
Según el análisis, esta dinámica responde a la caída en el endeudamiento en dólares de las empresas. “Financieramente, una empresa se endeuda en moneda extranjera si estima que será más barato que hacerlo en pesos. Para ello, la tasa de interés en pesos debe superar a la tasa en dólares más la devaluación esperada. Como esta última se incrementó, la demanda de crédito en dólares se redujo “, explicaron.
El impacto de este fenómeno también se refleja en el mercado de futuros. En los últimos días, los contratos en el ROFEX para los próximos dos meses comenzaron a mostrar una devaluación implícita superior al 8%, muy por encima del “crawling peg ” del 1% mensual fijado por el BCRA .
De cara al futuro, los analistas advierten que la clave será evaluar si, una vez superadas las tensiones actuales, la demanda de crédito en dólares se recupera. Sin embargo, el contexto sigue siendo desafiante: las importaciones de bienes y servicios superan a las exportaciones, una dinámica que, por el momento, no muestra señales de revertirse.