

Este martes, en una de las semifinales correspondientes a la actual Copa Libertadores de América, River no pudo concretar la épica remontada que necesitaba para pasar a una nueva final. El equipo puso voluntad, empeño y hasta huevos si se quiere usar el término, pero lo cierto es que no le alcanzó y careció de juego asociado, caracteristica que supo resaltar en anteriores equipos a Marcelo Gallardo como DT. Hubo un planteo ofensivo y de presión constante, que lamentablemente no finalizó con la obtención de goles.
River en la serie de dos partidos con Atlético Mineiro no pudo convertir goles, y lleva en la Liga Profesional una alarmante falta de gol.
En la actualidad está fuera de los equipos que disputarán la Copa Libertadores el año próximo y es prácticamente el único aliciente que le queda al equipo millonario este año. Está muy lejos en puntos del primer lugar en el torneo y parece muy difícil alcanzar el título en las 8 jornadas que restan.
Marcelo Gallardo debe conseguir armar un equipo a la altura y la gran mayoría de los jugadores van a estar en la lupa en las fechas faltantes. Nadie excluído, salvo las jóvenes figuras. River debe asegurar su presencia en la próxima Copa Libertadores. Obligación mas que objetivo.
El pueblo riverplatense tuvo una actitud destacable. Los hinchas riverplatenses, estuvieron con actitud, espíritu positivo y con confianza a disposición de alentar al equipo.
Las redes no cesaban de alentar la épica, la opción de un triunfo, los videos de remontadas históricas no dejaban de verse.
La tarde/ noche del lunes pasado alrededor de 25. 000 hinchas se acercaron al Más Monumental para armar una fiesta de banderas y cánticos de aliento en la previa. Impactante en número y fervor.
El recibimiento de la gente de River Plate.
El día del partido, en la previa, durante y aún con la derrota ya consumada, los 85.000 hinchas presentes no escatiamron en cánticos y demostraciones de amor incondicional al equipo.
El punto más alto fue el recibimiento antes del inicio del juego. Ambos equipos tuvieron que demorar su entrada al campo del juego, en el acceso previo, por la inmensidad y la cantidad de fuegos artificiales que ofrecieron un espectáculo increíble. Los jugadores mismos se veían sorprendidos.
Durante todo el partido alentaron y empujaron al equipo y cuando el destino adverso estaba sellado, lo hicieron con mayor ímpetu. Nada calló, ni disminuyó la pasión y el amor por el equipo millonario.
El equipo puso empeño y voluntad, estuvo emocionalmente a la altura, pero careció de juego para conseguir la hazaña. Será parte de otro apítulo de una Copa Libertadores el recibimiento que se vió, lo cierto es que no alcanzó.